Desafíos de un Bosque Esclerófilo

Tal como mencionamos en nuestra actualización anterior, en esta ocasión vamos a profundizar en los problemas que se han presentado hasta la fecha en el laboratorio, y las medidas que hemos tomados para mitigarlos.

Nuestro error, y lo que dio lugar a todos los síntomas que se mencionarán más adelante, fue plantar en diciembre, fecha en la cual en Chile es el inicio del verano, el cual comenzó de forma espectacular para los turistas pero no así para las plantas. Las temperaturas promediaron los 23 grados Celsius, y la radiación UV llegó a 9 o más (ver gráfico 1), en una escala de 1 a 11, 22 días de los 31 de ese mes.

Gráfico 1: Mediciones de radiación UV - Diciembre 2019

Gráfico 1: Mediciones de radiación UV - Diciembre 2019

Estas condiciones, fueron ideales para que la temperatura del suelo llegase hasta los 34 grados Celsius en algunos puntos del micro bosque (ver gráfico 2), incluso habiendo tenido desde un inicio una malla Raschel cubriendo el suelo a forma de quitasol. Claramente, no fue suficiente. Ante este escenario, decidimos cubrir el laboratorio de forma completa, de modo que no llegase sol directo en ningún momento del día como se puede apreciar en la imagen a continuación, siendo la malla de color negro la que se colocó en un comienzo, y la azul con blanco la que se instaló una vez detectadas las altas temperaturas en el suelo.

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Si bien esta medida ayudó a reducir el impacto directo del sol, las temperaturas no bajaron de la forma que esperábamos, incluso con el aumento de riego. Descubrimos que el mulch que estamos usando, no solo ayuda a retener la humedad en el suelo, sino que también la temperatura en este, lo cual es beneficioso en invierno para evitar una posible congelación, pero no así en verano.

Estos resultados preliminares, nos obligaron a evaluar otras posibles soluciones, o combinaciones de estas. Finalmente, y luego de que varias plantas sufrieran golpes de calor, optamos por crear “chimeneas” alrededor de cada planta, de las cuales se retiró el mulch. De esta forma, la tierra que estaba directamente en contacto con cada plántula pudiese ventilarse, y así en conjunto con el riego y la protección del sol, reducir las temperaturas.

Dado que cualquier proceso natural toma tiempo, los resultados de las medidas que escogimos tomarían un par de semanas en surtir efecto (ver gráfico 2), salvando la mayoría de las plantas salvo 5, correspondientes a 5 especies distintas, Culén (Psoralea Glandulosa), Molle (Schinus Latifolius), Ñipa (Escallonia Rubra), Peumo (Cryptocarya Alba) y Quebracho (Senna Candolleana).

Gráfico 2: Variación de temperaturas (ºC) en el tiempo - Actualizado a Noviembre 2020

Gráfico 2: Variación de temperaturas (ºC) en el tiempo - Actualizado a Noviembre 2020

Una vez estabilizadas las temperaturas en el rango de 20ºC a 25ºC, las plantas que sobrevivieron al excesivo calor, reaccionaron de la forma que buscábamos con la metodología Miyawaki, un crecimiento acelerado. Si bien no es el caso de todas las plantas, dado que existen algunas de lento crecimiento como es el Boldo (Peumus Boldus Molina), que puede llegar a los 20 metros de altura luego de 80 años, unos ejemplares de Quebracho (Senna Candolleana) y de Molle (Schinus Latifolius), crecieron hasta 50 centímetros en un mes, como se puede apreciar en el gráfico siguiente:

Gráfico 3: Variación de alturas (CM) en el tiempo - Actualizado a Enero 2021

Gráfico 3: Variación de alturas (CM) en el tiempo - Actualizado a Enero 2021

Aunque hayamos sufrido la pérdida de un par de plantas, es un escenario que teníamos considerado desde un comienzo, y por eso este proyecto se denomina como “laboratorio”, en el cual la idea es adaptar la metodología Miyawaki a las condiciones locales.

Por qué adaptarla? Porque el origen de esta, viene de una zona con una tasa de lluvia anual 3 a 4 veces mayor a donde está instalado el laboratorio, además de una latitud muy distinta, lo que influye de gran manera en el tipo de flora y su necesidad hídrica. Sin mencionar que las réplicas exitosas de la metodología por parte de Afforest, han sido en su mayoría en zonas de distribución de humedad constante a lo largo del año, un elemento importante a tener en consideración dado que estos ambientes tienden a responder de manera mucho mas rápida a este tipo de estímulo, motivo por el cual se debía encontrar el punto óptimo para obtener resultados similares en un ambiente con una distribución de humedad estacional, es decir, con lluvias principalmente concentradas en invierno seguidas por varios meses de estrés hídrico.

En esta actualización fuimos un poco más técnicos que en la anterior, motivo por el cual si no se entiende del todo lo que hicimos, los invitamos a ponerse en contacto con nosotros o visitar nuestra página sobre la metodología Miyawaki de aforestación, la cual va mucho más en detalle respecto de cómo construir un bosque.

Desde ya, los dejamos invitados a seguir atentos nuestra a próxima actualización, en donde abordaremos los costos de este laboratorio en particular, de modo que se puedan hacer una idea de cuanto es necesario invertir para crear un bosque urbano nativo funcional.

Un abrazo para todos!

Felipe Gálvez Engels

Felipe es Director Ejecutivo y Fundador de Estudio Henua. Fotógrafo de oficio e Ingeniero Civil de profesión, desde niño conectado con el acontecer del planeta, busca hoy en día promover desde la esfera de empresas privadas un futuro en el cual exista una harmonía en las personas mismas y con su entorno, en otras palabras con la Tierra.

https://www.felipegalvezengels.com
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